Netflix y Goliat en la revolución de provincias

Netflix y Goliat en la revolución de provincias

Opinión
Estos días estamos asistiendo a uno de esos movimientos sociales que tanto gustan de aparecer en la era de las redes sociales. Un movimiento, además, que solo tiene relevancia en el altavoz que suponen, y que no suele repercutir realmente en el orden global de las cosas. Me gusta pensar que porque en Twitter se extrae lo más vociferante y rancio de cada persona, pero mucho me temo que responde más al modo en que cada ser humano encuentra su reducto de paz en la seguridad que representa la vida a través de una pantalla. Lo que hoy en día tanto gusta llamar «simulación», vaya. El tema en cuestión es lo que ya podríamos calificar de Netflixgate, la crisis de las cuentas compartidas, que como bien sabrá el lector, han…
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Sobre el pensamiento vulgar y el arte de entender

Sobre el pensamiento vulgar y el arte de entender

Opinión
Normalmente ocurre lo siguiente: uno se levanta con ánimos suficientes como para vencer a la adversidad en todas sus formas, se sienta frente a cualquier fuente de información, y va viendo poco a poco mermadas sus mejores cualidades para dejar paso al desprecio, la indiferencia y la pena-penita-pena. Esto pasa con una frecuencia bastante elevada, tanto que la mayoría de los que intentan cambiar el mundo acaban cambiando únicamente el modo en que interactúan con el, completamente asqueados. Yo, que no debo ser muy listo, acabo todos los días en la misma tesitura. Me emociono con mil tonterías para finalmente descubrir que lo que en mi cabeza era una realidad mejorable es un esperpento carente de lógica. Leer los periódicos es casi un ritual parafílico, ya sabiendo lo que te vas…
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El buen pesimista

El buen pesimista

Opinión
A veces el camino toma sentidos inesperados, bien lo sabe el ser humano. Las personas necesitan de dos dosis de alegría por cada una de tristeza, por eso del equilibrio del diablo, y por mucho que se pretenda alcanzar un estado u otro, mucho me temo que en ningún caso va a depender de tus expectativas. Esto es, el hecho de lanzar tus esperanzas —con todo el desastre que esto conlleva— hacia un determinado lugar no te va a garantizar una entrada triunfal, más bien todo lo contrario. Demasiadas veces he visto como a la gente que me rodea les salpica la mierda, sin excepción, y no he visto ni un solo caso en que les haya salvado la esperanza, las buenas intenciones o el sentido de la justicia —que…
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