
Netflix y Goliat en la revolución de provincias
Estos días estamos asistiendo a uno de esos movimientos sociales que tanto gustan de aparecer en la era de las redes sociales. Un movimiento, además, que solo tiene relevancia en el altavoz que suponen, y que no suele repercutir realmente en el orden global de las cosas. Me gusta pensar que porque en Twitter se extrae lo más vociferante y rancio de cada persona, pero mucho me temo que responde más al modo en que cada ser humano encuentra su reducto de paz en la seguridad que representa la vida a través de una pantalla. Lo que hoy en día tanto gusta llamar «simulación», vaya. El tema en cuestión es lo que ya podríamos calificar de Netflixgate, la crisis de las cuentas compartidas, que como bien sabrá el lector, han…